
Nos sentimos vacíos de varias maneras, una de las formas de sentirnos vacíos es el vacío del desamor que se siente en el estómago una y otra ves. Es como un hueco, un silencio desmedidamente largo. Cuando nos desenamoramos percibimos al mundo tan duro como es, sin el lente del amor. Antes su sonrisa era deslumbrante y su mirada era como un manantial para la mía. Un deleite toda su presencia. Con apenas oír su voz mi postura cambiaba, me echaba en el sofá boca abajo mientras mis pies jugueteaban al compás de su voz. Cuando colgaba, sus palabras permanecían en mi memoria una a una, sus frases, todo el día y toda la noche. Ahora ni su voz alimenta mis sentidos, ni su mirada me inunda, ni sus palabras me absorben, sus ojos ahora son como un hueco, oscuros, sin final. Hoy siento un vacío en el estómago y un silencio, un ensordecedor silencio, que me hace oír el eco de mi propio vacío de amor.
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